En la parte externa de conocido restaurante de la zona centro se repartia este panfleto.
¡Esta es la politica mexicana! ¡la politica en veracruz!
Estimados ciudadanos y amigos panistas de Veracruz.
Es convicción panista que por encima de los intereses particulares deben estar los de nuestro partido, y que sobre estos debe estar el bien superior de nuestra nación. Honrar este precepto es dar dimensión ética a nuestra militancia. Por ello al habérseme negado expresar lo que considero de interés para los panistas de Veracruz y que el CEN debía conocer antes de designar precandidato único para el gobierno del estado el pasado 18 de febrero, decidí compartirlo con ustedes:
Al CEN y a la comisión que por igual calificó como excelentes a los aspirantes a la candidatura a Gobernador –integrada por María Elena Álvarez, Jordy Herrera y Marco Adame- les quise preguntar si sabían, y qué opinión les merecía, que en 2006 Miguel Ángel Yunes no fue candidato al Senado de la República por Acción Nacional porque antes de la elección interna fue vetado por el entonces candidato Presidencial Felipe Calderón Hinojosa, bajo el argumento de que cuando Yunes fue Secretario de Gobierno con Patricio Chirinos se distinguió por su desempeño corrupto, así como por golpear, perseguir y difamar panistas.
Siendo yo presidente nacional del PAN, Felipe Calderón me advirtió que si Miguel Ángel llegaba a ser candidato, lo rechazaría públicamente y no aceptaría su compañía en actos de campaña en Veracruz. Me exigió evitar que el ex priista fuera candidato por Acción Nacional. Conciente de no poder “bajar” a un precandidato porque sería un atropello violatorio de los derechos ciudadanos, opté por intentar que Yunes permaneciera en el gobierno, como en efecto ocurrió.
Cuando Felipe Calderón integró su equipo de gobierno e incorporó a Miguel Ángel me causó enorme sorpresa, pues quien meses atrás había vetado a Yunes con severas acusaciones, ahora lo hacia titular de una importante dependencia del gobierno: el ISSSTE. A paso del tiempo se especuló que dicho nombramiento –como otros- era el pago de algún favor político a la profesora Elba Esther Gordillo. Versión que me confirmó el propio Yunes cuando, antes de ser designado precandidato único por el CEN, me dijo que en 2006 él había apoyado a Felipe Calderón desde la contienda interna en el PAN porque así se había negociado con “la maestra”.
Me quedó claro que el entonces candidato presidencial solo había recurrido a mi para que yo pagara el costo de no hacer candidato a senador a Miguel Ángel, como así lo hizo saber a “la maestra” quien en algún momento de aquella campaña me reclamó que no estaba yo concediéndole las candidaturas acordadas con “el candidato”, refiriéndose a Felipe Calderón.
En efecto, pese a la negociación de Calderón, que yo desconocía, me negué a darle al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) las quince candidaturas plurinominales que encabezan las circunscripciones y cuya designación recae en el CEN, así como algunas candidaturas al Senado de la república. Me pareció innecesario y de alto riesgo político conceder esas posiciones a alguien que no nos garantizaba un respaldo seguro para ganar la Presidencia de la República. Era como traicionar al PAN. Además no estuve de acuerdo en la insistencia de Felipe de que yo formulara la propuesta, como iniciativa propia, a los miembros del Comité Nacional.
En la última sesión del CEN quise recordar este episodio y proponer que se acordara, antes de designar precandidato único, preguntar al presidente Calderón las razones por las que cambió su posición frente a Yunes al grado de hacerlo un destacado funcionario de su gobierno. Que se le preguntara si la “línea” y presión ejercida a algunos miembros del CEN para que se votara a favor de Yunes obedecía a otro compromiso con “la maestra” hecho a espaldas de los veracruzanos y a los militantes del PAN.
Cuando solicité el uso de la palabra y expresé mi preocupación porque fuera designado Yunes sin antes hacer algunas aclaraciones, en forma inusual y “por mayoría de votos” me fue negado el derecho a hablar ante el pleno del comité nacional. Asumí, como pude corroborar con algunos miembros del CEN, que la línea era designar a Miguel Ángel.
No acepto que el gobierno siga tomando las decisiones que corresponden al partido. Tampoco que nuestra dirigencia sustituya a los militantes para elegir candidatos y dirigentes. Ambas actitudes atentan contra nuestra trayectoria democrática y contra nuestras convicciones. Por lo antes dicho, me deslindo de la decisión tomada por el Comité Ejecutivo Nacional de mi partido.
Invito a los panistas de Veracruz a retomar el sendero de nuestra mística de servicio honesto y a represtigiar al PAN con acciones congruentes con lo que somos y pensamos. Estamos a tiempo de volver a empezar, pues no se trata de ganar el gobierno y perder los principios.
25 de febrero de 2010
Respetuosamente
Manuel Espino Barrientos
Respetuosamente
Manuel Espino Barrientos