“La familia te enseña a ser tolerante y a compartir…” comentó Ana Robleda, al inicio de esta charla de café con los integrantes del Observatorio de Joseph y Vox Populi Tuxpan, José Alfredo y Apolinar Dávila Contreras y su servidora.
Con un desparpajo que sólo caracteriza a quien ha nacido en tierra chilanga, Ana Robleda se declaró aficionada al futbol, a la música y enamorada de Tuxpan y de su compañero a través de 24 años de probada fidelidad y compromiso, Íñigo Laviada Hernández.
Abrimos fuego: ¿Por qué aficionarse al futbol? Mejor no leas mi nota en el blog, por que critico a los futboleros, apuntó Apolinar…
Ana nos sorprendió con su respuesta: “El futbol fue una oportunidad para disfrutar de una de mis pasiones, la música. Yo formé parte del grupo musical que entonó el tema del Mundial de Futbol México 86. Tuve la maravillosa experiencia de vivir la Copa FIFA de ese año, y regalarle a la gente diez minutos de alegría, para sacarlas de sus broncas diarias, eso fue para mí lo mas satisfactorio”.
Les compartimos un video que, algún ocioso que no falta, realizó con el Tema Oficial del Mundial de México 86, pero con las imágenes de los jugadores de la Selección Mexicana que ya se encuentran en Sudáfrica.
Continuamos con la sabrosa plática disfrutando de un refresco de cola bien fría, y José Alfredo Dávila, sin rodeas, le preguntó a Ana Robleda:
Tu que eres su mujer y que conoces mejor que nadie, ¿realmente a Íñigo no lo manipula nadie?
Ana Robleda, al contrario de molestarse por la pregunta algo incómoda, sonrió y enfáticamente apuntó: “A Íñigo no lo manipula nadie, él es una persona de ideas muy definidas. Más bien yo creo que, eso que la gente dice que no lo van a dejar gobernar y que lo van a mangonear es precisamente fuego amigo. Como Íñigo no se ha dejado gobernar por nadie, pues por eso rumoran lo contrario, para desprestigiarlo. Igual que lo que dicen de que su tío Roberto Hernández le financia su campaña. Tampoco es verdad. Te puedo decir con franqueza que Roberto no es político, y que incluso, en vez de ser el financiero tan importante que es, le hubiera gustado ser como Íñigo, dedicarse al campo, a la agricultura. Yo me enamoré de Íñigo por ser un hombre de campo, un agrónomo. Si lo hubiera conocido de político, no me caso con él”, bromeó Ana Robleda.
¿Cómo conociste a Íñigo? Pregunté.
Ana nos compartió que muy joven acompañó a una amiga a Tuxpan, que era familiar de los Laviada Hernández. Primero conoció a Doña Elena, y después a Ñaño. Y se enamoraron de inmediato. Aunque parecemos muy diferentes, por que Íñigo es mas bien tranquilo y yo soy la revoltosa, compartimos los mismos gustos musicales y el mismo amor que tenemos por Tuxpan. Además, Ñaño es un hombre muy culto, sabe mucho de Historia y de Geografía. Su afición por el saber la heredó de su padre, Don Íñigo Laviada Arrigunaga, quien fue catedrático en la Escuela Libre de Derecho y articulista por muchos años del Excelsior.
Ya en confianza, Ana Robleda nos compartió más anécdotas de su vida personal y familiar. La más divertida fue la historia de la mascota de Íñigo Laviada, allá en su hogar en Yucatán, y conocimos el porque la finca de los Laviada le llaman La Casa del Lagarto:
“Don Íñigo Laviada padre era Scoutt, y en una de sus excursiones trajo a casa a un cocodrilito, a quien los niños le llamaron Tutankamon. Aunque después de poner un huevo le quisieron cambiar el nombre a Nefertiti, el cocodrilo ya entendía por Tutankamon, o por Tut, como lo llamaban de cariño. Yo crecí en Coyoacan, México, pero teníamos una tía cubana que nos visitaba, y por ella conocí la historia de Tut. Nos contó que había una familia de Yucatán que tenía como mascota un cocodrilo, y que los niños jugaban con él, lo montaban y jineteaban como a cualquier perrito, sin que el animal les hiciera daño. Años después, cuando anuncié a mi familia mi noviazgo con Íñigo, les tuve que decir: Ya tengo novio, pero ¿qué creen? Es el hijo de la familia del cocodrilo”
Ya entrando en temas de política, le preguntamos que está haciendo para apoyar a Íñigo Laviada en su camino a la Presidencia Municipal de Tuxpan.
“Ando haciendo campaña sin candidato. No ando repartiendo nada ni tampoco llevo propuestas ni rollos. Solo me he presentado en algunas comunidades como la esposa de Íñigo. Nomás les digo: vengo a visitarlas para que no crean que Íñigo es soltero. Y con eso logro romper el hielo y entrar en confianza con las señoras. Orita he visitado la ruta de los Kilómetros y me han recibido muy bien. Es que mucha gente ya me conoce, por que esto de servir a la gente para mi no es nuevo, ya que tengo muchos años participando en el Patronato del Hospital Civil de Tuxpan. Ya estoy lista para que, en enero, podamos servir a la gente de Tuxpan. Yo quiero trabajar principalmente con niños y adolescentes, por que ahí hace falta mucho apoyo para los niños en situación de calle o los que han caído en alguna adicción. Mi idea del DIF Municipal no es concentrar el poder y el control sobre los programas sociales, para mi es mejor incentivar y apoyar a quienes ya tuvieron la iniciativa de ayudar. Allí está el ejemplo de Gabriela Zamora, que inició un orfanato aquí en Tuxpan. A esas personas con ganas de ayudar desinteresadamente, hay que apoyarlas. En Tuxpan afortunadamente hay muchos grupos que se preocupan por los más desprotegidos, Al estar frente al DIF, los apoyaré decididamente con médicos, sicólogos y con lo que necesiten.
Finalmente, Ana Robleda de Laviada nos comentó: “Íñigo y yo no somos políticos, somos más bien fieles enamorados de Tuxpan. Por eso no nos interesa dar una imagen de gente bien o algo que no somos. No vamos a cambiar nuestra manera de ser para caerle bien a algunas personas. Somos una familia austera y práctica, y así vamos a seguir. Aún cuando ya esté al frente del DIF Municipal de Tuxpan y Ñaño en la Presidencia, yo seguiré usando mi tsuru blanco y mi esposo su camioneta nissan. Nuestra principal fortaleza es nuestra familia, educada en valores y sencillez, que es lo que queremos darle al pueblo de Tuxpan. Y sobre todo, honestidad. Por eso estoy segura que el mejor Presidente para Tuxpan lo será Íñigo Laviada Hernández”.
Hasta el próximo cafecito.
