Todo inicio tiene un final, pero entre ellos viene el intermedio, y ayer inicio una nueva etapa en mi vida, estoy por ser abuelo, aunque de hecho creo ya lo soy, por la noche poco después de las veinte horas pude apreciar a quien habrá de ser el/la mas reciente miembro de la "dinastía" Dávila, aquella que inicio el Señor Apolinar Dávila Hernández y la Señora Genoveva Vera Rosales de Dávila, continuo Don Apolinar Davila Vera (mi padre) y Doña Gloria Amparo Contreras López de Dávila (mi madre), la seguí yo con mi prietita Delfina Martínez Ramírez y ahora Mi Hija Delfina Genoveva Dávila Martínez con José Ivan Zapata Severiano, es la ley de la vida y ahora sigue esta criaturita, no tardara también mi hijo Apolinar Dávila Martínez y su esposa Yolanda Ivonne Herrera Bautista en agregar uno o mas miembros a la familia.
Desde ayer privan en mi mente confusos sentimientos, por un lado entiendo que en algún momento mi hija tenia que hacer su vida, por el otro se agolpan en mi mente recuerdos de su infancia, cosas que aprendió de nosotros, logros que alcanzamos, tristezas que pasamos, dolores que compartimos, y hoy debo dejarla ir a que forme una nueva familia, un nuevo clan, que deberá experimentar como en su momento todos; confusiones, logros, preocupaciones, alegrías, desencuentros, me duele pero es la ley de la vida.
Pero hay algo que siempre perdura en mi de ella, siempre sera mi hija, mi niña, mi veva, y mis brazos siempre estarán abiertos a quererla, apoyarla, sostenerla, levantarla y si su próxima aventura se trunca a recibirla como cuando vino al mundo con todo el amor.
con ella se me han ido mis hijos, uno al cielo con Dios todopoderoso y los dos restantes con sus nuevas ilusiones, con sus nuevos motores, lo sabia desde el principio pero me cuesta trabajo aceptarlo, lloro no lo niego, están aquí muy cerca de mi, pero ya tan distantes, ya son otros cariños, otros amores.
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